Uno busca en Google y se encuentra con varias fotos y textos que revelan la relación del ex vicepresidente de la República y ex fiscal, Hugo Velázquez, con el empresario libanés y residente en Ciudad del Este, Walid Amine Sweid, investigado por el gobierno estadounidense por enviar dinero desde el Alto Paraná al grupo terrorista Hezbollah.
Políticamente, Velázquez está muerto en vida.
La política deja de ser su refugio. Su acercamiento a Walid lo condujo al velatorio y, finalmente, al sarcófago del poder público.
Walid Amine Sweid es mencionado en miles de documentos archivados por el Ministerio Público y forma parte de lo que en la Fiscalía General se catalogaba como “un asunto delicado”. Y bien lo es, ya que Washington lo tenía —y lo sigue teniendo— en la mira por transferir grandes sumas de dinero, a través de bancos estadounidenses, al grupo terrorista mencionado.
Este hombre, vinculado a grupos empresariales de Ciudad del Este, que también están siendo rastreados por los organismos de seguridad financiera de los EE.UU., opera con normalidad en la ciudad y, aparentemente, más fuerte que cuando Velázquez ocupaba la vicepresidencia.
Incluso, podría ser parte de un centro de comerciantes de la capital del Alto Paraná.
Es conocido por todos en Ciudad del Este:
Walid nunca logró credibilidad, al igual que Velázquez. Por tanto, Estados Unidos, con paciencia de pescador, aguarda el momento de atraparlo. A él y a sus cómplices.
Y por las señales enviadas, parece que Donald Trump frotaría sus manos.
Tarde o temprano, caerá sobre quienes financian el terrorismo en cualquier parte del mundo. No solo por el terrorismo en sí, sino también por desestabilizar la política financiera de los EE.UU.
Es decir, Trump está con la sangre en los ojos.
Y algunos dirán: “Sí, pero no hay señales claras de que las huestes estadounidenses avancen hacia Ciudad del Este”. Nadie tiene la bola de cristal para predecir lo que se avecina, pero no hay duda de que Walid Amine Sweid y sus aliados tienen las barbas en remojo.
Washington siempre tiene bajo estricta vigilancia los movimientos económicos y financieros de Ciudad del Este, eso no está en discusión. Y si observa todo un sistema en la región esteña, no cabe duda de que cada dato aparece en las pantallas de Washington.
En definitiva, Walid es el “sepulturero” político de Velázquez y su grupo. El exvicepresidente ya ha recibido una advertencia de EE.UU., con el “rango” de “significativamente corrupto”. Mientras tanto, parece que el “sepulturero” sigue tranquilo, como un señor, un karai guasu, que no es, apareciendo en ciertos círculos sociales sin que, aparentemente, nadie lo controle; todo bien, paz y amor.
En apariencia…
