Es deber de todo ciudadano velar por la democracia, de modo que ella no vaya al mazo, hablando mal y pronto, porque aun con todas sus imperfecciones es mejor que los populismos (de derecha a izquierda).
La democracia incluye a todos, pero en verdad, en Paraguay, hay gente políticamente excluida: campesinos, madres solteras, jóvenes sin oportunidades, sin trabajo, sin formación, los famosos “ninis”, etc., que no tienen razón para defenderla. En Paraguay, a pesar de ser capaz de producir alimentos para 100 millones de personas, tenemos un millón de compatriotas que no comen tres veces al día.
Así pues, esa gente no tendrá motivos para defender una democracia que no le sirve, sin contenido social y que no llega a todos. Recordemos que en las elecciones anteriores, que no tenía una sola propuesta, una sola idea, pero encabezaba el antisistema, sacó el 30 por ciento de los votos. De no haberse dividido la oposición, los resultados podían haber sido otros.
Por eso decimos que debe haber un Estado presente, una oferta pública abierta para todos, poderes independientes, acabar con la impunidad, luchar contra el crimen organizado y desarrollar nuestra democracia para que pueda llegar a la mayor cantidad de paraguayos posibles.
No hay forma de hacerlo si no estamos unidos. No se puede desperdiciar un gramo de energía en luchas estériles, de una supuesta elección municipal dentro de dos años y una nacional dentro de cuatro años. Ahora, terminada las elecciones anteriores, debemos entender todos que el pueblo ya decidió y colaborar entre todos para ue el Paraguay pueda salir adelante y no caer en populismos de derecha o izquierda, como estamos viendo en la región, con soluciones mágicas.
Aquí no hay secretos, el camino es uno solo y más allá de los cuestionamientos que pueda haber de algunos que otros aciertos y errores, lo importante es entender que hay que hay que remar juntos. Ese es el punto. Y no perder esta oportunidad.
Los partidos tradicionales deben aggiornarse, las conductas de varios de nuestros líderes políticos se deben ajustar a la austeridad, leer la cancha y entender que este es el momento de cuidar nuestra democracia que costó tanta sangre, sudor y lágrimas.
